Seeking the Face of the Lord
Las Encíclicas son vehículos importantes para la
enseñanza en nuestra Iglesia
Esta semana doy inicio al análisis de la encíclica “Dios es amor,” publicada recientemente por el Papa Benedicto XVI.
Esto lo hago ya que la mayoría de la gente realmente no tiene la oportunidad de leer o estudiar las encíclicas papales. Sin embargo, éstas constituyen vehículos importantes para la enseñanza en nuestra Iglesia. Mis reflexiones se presentarán como una serie a lo largo de las próximas semanas.
En la carta de presentación para una revista italiana que publicó la encíclica en su totalidad, el propio Papa Benedicto dijo que se daba cuenta de que la encíclica, “Dios es amor,” podría ser difícil de entender al principio, pero que esperaba haber respondido algunas de las preguntas básicas sobre la fe católica-romana.
“En efecto, al principio el texto podría parecer un poco difícil y teórico,” escribió el Santo Padre. “Pero a medida que se avanza en la lectura, se torna claro que solamente deseaba responder algunas pocas preguntas muy concretas sobre la vida cristiana.”
The National Catholic Register imprimió una colección de titulares laicos que trataban de resumir las sofisticadas ideas teológicas del Papa.
Deustche Welte, Alemania: “La oda al amor de Benedicto”; Sydney Morning Herald: “Persuasión en lugar de firmes recordatorios en las reflexiones papales sobre el amor”; Chicago Tribune; “Exploraciones poéticas sobre el amor plantean las bases del nuevo papado”; Globe and Mail, Canadá: “Una carta de amor inesperada de parte del Papa para su Iglesia”; Irish Examiner: “El amor sexual necesita purificación”; The Australian: “El Papa repasa las ideas fundamentales”; y el preferido del The Register: Agenzia Giornalistica Italia: “La encíclica se venderá en supermercados y restaurantes de carretera.”
La encíclica de casi 16,000 palabras se publicó el 25 de enero de este año en siete idiomas. Va dirigida a todos los católicos y está dividida en dos secciones: una sobre el significado del amor en la historia de la salvación; la otra, sobre la práctica del amor en nuestra Iglesia.
El Santo Padre dijo que deseaba “hablar del amor del cual Dios nos colma, y que nosotros debemos comunicar a los demás.” Dijo que el amor personal y la práctica de la caridad se encuentran profundamente interrelacionados.
La mayoría de los medios de comunicación laicos y algunos compañeros de los medios de comunicación religiosos se sorprendieron del tema de la primera encíclica del Santo Padre. Tal y como escribió George Weigel en una columna sindicalizada: “Aquellos que creyeron en la caricatura del ‘Rottweiler de Dios’ quizás se hayan imaginado una primera encíclica titulada ‘No, no puedes.’ El verdadero Ratzinger, el verdadero Benedicto XVI, escribió algo bastante diferente: una encíclica de afirmación, una invitación a reflexionar más profundamente y vivir de manera más íntegra ‘el corazón de la fe cristiana’, la afirmación de que Dios es amor.”
La encíclica comienza con una frase de la Primera Carta de Juan: “Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1 Jn, 4:16). El papa dijo que esta frase expresa el corazón de nuestra fe cristiana, que entiende a nuestro creador como un Dios amoroso y ve la muerte de Cristo como la máxima señal del amor de Dios por nosotros.
Al comienzo de su carta el Santo Padre escribió: “Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva. En un mundo en el cual a veces se relaciona el nombre de Dios con la venganza o incluso con la obligación del odio y la violencia, éste es un mensaje de gran actualidad y con un significado muy concreto.”
El Santo Padre debió tener en mente la guerra santa del Islam, tal y como afirma George Weigel. Habló sobre el peligro del “enfrentamiento de las civilizaciones.” El Dios cristiano de amor no es un Dios violento o que desee conflictos religiosos violentos.
Si uno sigue el diálogo, los discursos y las escrituras del Santo Padre a lo largo de este primer año de pontificado, se da cuenta claramente de que está buscando una vez más hallar un lugar para Dios, un Dios amoroso, en nuestro mundo. Menciona con frecuencia que nuestro mundo está intentando vivir como si Dios no existiera o, en el mejor de los casos, que Dios se repliega a los pensamientos particulares y piadosos de cada uno y no tiene cabida en la escena pública. “Por eso, en mi primera Encíclica deseo hablar del amor, del cual Dios nos colma, y que nosotros debemos comunicar a los demás. El amor de Dios por nosotros es una cuestión fundamental para la vida y plantea preguntas decisivas sobre quién es Dios y quiénes somos nosotros.”
El Papa dijo que nosotros “A este respecto, nos encontramos de entrada ante un problema de lenguaje. El término ‘amor’ se ha convertido hoy en una de las palabras más utilizadas y también de las que más se abusa, a la cual damos acepciones totalmente diferentes.”
Debemos tener en cuenta el significado de la palabra amor en las diferentes culturas y de su uso en nuestros días. †