El Instituto Pastoral Intercultural ayuda a construir la fe y el liderazgo entre los hispanos
(In English)
Los miembros de la comunidad de Edinburgh de la promoción 2019-2021 del Instituto Pastoral Intercultural posan para una foto después de una misa y ceremonia de entrega de certificados en la iglesia de San Bartolomé en Columbus el 5 de junio. (Foto por Natalie Hoefer)
Por Natalie Hoefer
COLUMBUS—“Si lo construyes, vendrán.”
La icónica frase de la película Field of Dreams (Campo de sueños) describe muy bien al Instituto de Pastoral Intercultural (IPI) de la Oficina de Ministerio Intercultural de la Arquidiócesis, que lleva una década en funcionamiento.
Los ministros de la oficina la construyeron, y vinieron: se trata de aproximadamente 150 católicos hispanos del centro y sur de Indiana que buscan crecer en la fe, evangelizar el mundo y servir a la Iglesia local.
El “objetivo principal del IPI es servir a la Arquidiócesis a través del desarrollo del liderazgo pastoral” entre las comunidades hispanas de las parroquias, señaló Óscar Castellanos, exdirector de la Oficina de Ministerio Intercultural. Según expresa, “los pastores se dieron cuenta de la necesidad,” lo que llevó a la creación del IPI en 2011.
Originalmente, el Instituto incluía también otros programas, pero el programa de estudios de dos años para líderes pastorales hispanos se mantiene debido a su amplia popularidad: en los últimos 10 años se han graduado unos 30 estudiantes cada dos años.
“Para mí, era una situación en la que la gente podía llegar a conocer a Dios de una manera más profunda, no solamente a través de toda la información que se proporcionó, sino también mediante la investigación de lo que íbamos a leer en los Evangelios,” dijo el diácono Martín Ignacio, recién graduado, de la parroquia de Santa María en New Albany. “Aprendimos no solo a crecer en la fe, sino a ser capaces de comprender mejor los dones que recibimos a través de la Iglesia.”
“Enlaces con la Arquidiócesis”
Egresados como el diácono Ignacio han cumplido con la visión original del IPI, apuntó Castellanos.
“El IPI ha producido un seminarista, dos diáconos permanentes con dos más en formación, al menos ocho que trabajan medio tiempo o tiempo completo en las parroquias donde realizan diferentes funciones,” enumeró.
También ha creado líderes dentro de movimientos laicos muy populares en las comunidades hispanas, aseguró Castellanos.
“Los movimientos eclesiales laicos son realmente fuertes, como los Cursillos, los movimientos de vida familiar, los movimientos carismáticos,” puntualizó. “Estos programas tienen mucha influencia en las parroquias. Algunos de los líderes de esas comunidades han pasado por nuestro programa y se han capacitado y educado en la fe, lo cual es esencial, porque algunos de estos movimientos no tienen suficiente formación para desempeñar funciones de liderazgo.”
Otra área que Castellanos vio como una necesidad se ha cumplido a través de los graduados del IPI: líderes para servir en comités que se convierten en lo que él llama “enlaces con la Arquidiócesis.”
“Hemos creado comités que se desempeñan como consejos consultivos para los ministerios arquidiocesanos,” señaló, lo que les permite conocer mejor la cultura, las contribuciones y las necesidades de la comunidad hispana.
“Construir esa comunidad”
Gracias a una subvención de Lilly Endowment, Inc., el IPI pudo ampliarse a dos áreas adicionales para la sesión 2019-2021, creando tres clases de graduados este junio.
“Con la subvención, decidimos replicar Edinburgh y New Albany lo que tenemos aquí [en Indianápolis],” dijo Castellanos. Aunque la subvención tenía una validez de dos años, espera que la Arquidiócesis pueda seguir ampliando el IPI a más zonas del centro y el sur de Indiana en el futuro.
El programa incluye unos seis cursos al año, en los que los participantes se reúnen semanalmente durante dos horas y media.
“El hecho de que se ofrezca en Edinburgh marcó la diferencia para mí,” comentó la recién graduada Raquel Contreras, de la parroquia de San Bartolomé en Columbus. “Quería hacerlo, pero tenía miedo de conducir en la nieve para llegar a las reuniones en Indianápolis. Cuando me enteré de que iban a crear un grupo en Edinburgh, sentí como si Dios confirmara mi llamado a hacerlo.”
El diácono Ignacio no solamente participó en el programa de New Albany; también reclutó a otros participantes e impartió un curso sobre los sacramentos.
“Fue una bendición poder caminar junto a las personas que recluté,” señaló. “Una de las mejores partes fue construir ese sentido de comunidad dentro de nuestro grupo y la relación que teníamos entre nosotros.”
Este tipo de relaciones es un elemento integral del programa, dijo Castellanos.
“Uno de los aspectos más destacados del programa es que nos esforzamos por crear una comunidad hasta el punto de que, cuando la gente se gradúa, dice: ‘Echo mucho de menos mis reuniones porque podíamos hablar y estrechar lazos,’ ” señaló. “Para nosotros, eso es esencial. No solamente estamos educando la mente, sino creando la capacidad de construir una comunidad y participar en algo más que un programa para ‘mi propio enriquecimiento.’ ”
Al considerar el programa en su conjunto, Castellanos se siente satisfecho con este y con los resultados.
“Cuando he tenido la oportunidad de viajar a encuentros nacionales y comparar lo que hacen otras diócesis, me doy cuenta de que estamos haciendo una labor impresionante,” expresó. “El calibre de los profesores que tenemos, el tipo de energía y el apoyo de los pastores es sencillamente excepcional.”
“Es como un regalo”
Los recién graduados están de acuerdo.
“Recomiendo este programa a todo el mundo, incluso a los que acaban de empezar a involucrarse en su fe o que solamente tienen un poco de interés en lo que es la fe,” dijo Yajaira Landaverde, de la parroquia de San Lorenzo en Indianápolis. “Creo que, aunque no tengas un conocimiento completo, es un programa en el que incluso las personas avanzadas en la fe pueden beneficiarse de tu presencia ahí. Los maestros te ayudan a ver dónde encajas.
“Cualquier persona que realmente quiera ampliar sus conocimientos o fortalecer su fe encaja a la perfección.”
Más de un recién graduado señaló su agradecimiento por las relaciones que se derivan del programa.
“El vínculo que compartimos todos fue realmente maravilloso,” comentó Contreras. “Los maestros eran increíbles; todos queríamos aprender y teníamos muchas preguntas. Siempre tuvimos buenos diálogos.”
El graduado de Edinburgh y feligrés de San Bartolomé, Edgar Alvarado, dijo que empezó el programa “contento con mi fe, pero no muy comprometido.” Salió del programa con “una fe y un alma más desarrollada. Fui restaurado espiritualmente.”
El diácono Ignacio comparó el programa con un regalo.
“Es como si nos hubieran dado un regalo,” dijo. “Lo abrimos y vimos lo hermosa que es nuestra fe católica, y la valoramos aún más.” †